domingo, septiembre 6

¿Donde esconder tantas manos?


Que yo no soy, que es él que yo actué bien y él no, ah no, de acá yo no me muevo. Que por cuestión de piel, de sexo, religión tus zapatos no me los pruebo. ¿A quién le vamos a tirar una pared cuando ya no nos quede nadie? Tal vez un perro fiel a cambio de comer soporte hasta lo insoportable. Temiendo ser peor, temiendo ser mejor, temiendo al fin, siempre temiendo.
Si como un pulpo vas, tirando piedras, no hay donde esconder tantas manos. Es mejor asumir, la cobardía de huir a la responsabilidad de vivir. No importa cuanto me puedas alejar de la realidad yo siempre vuelvo, psicología infernal, picante, dulce y sal pero despierto y ya no cuelgo.

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